Also sprach Zarathustra, Op. 30
De un vistazo
Compuesto: 1895
Duración: c. 33 minutos
Orquestación: 3 flautas (3ª=piccolo), piccolo, 3 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, clarinete bajo, clarinete mi bemol, 3 fagotes, contrafagot, 6 trompas, 4 trompetas, 3 trombones, 2 tubas, timbales, percusión (bombo, carillón, platillos, triángulo, glockenspiel), 2 arpas, órgano y cuerdas.
Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 12 de enero de 1933, Artur Rodziński dirigiendo.
Sobre esta pieza
Para algunos, Also sprach Zarathustra fue el elemento más memorable de 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick , másmúsica de primer plano que de fondo. Pero, ¿qué ocurre después de esa colosal apertura de 21 compases que aparece en la película de 1968 y que culmina con ese estupendo estallido de metales y percusión y la célebre explosión de órgano que entumece el cráneo?
Basada libremente en la enrevesada obra filosófica homónima de Friedrich Nietzsche, Zarathustra es una pieza sinfónica de forma libre que sugiere los estados de ánimo del texto literario. En un principio, el compositor negó cualquier relación entre su música y Nietzsche, más allá de haberse inspirado en la imaginería poética del libro y, en particular, en los evocadores títulos de sus capítulos, ocho de los cuales Strauss empleó en su partitura.
Also sprach Zarathustra fue compuesta en 1896, año en que Strauss fue nombrado director de orquesta de la Ópera Estatal de Baviera, en Múnich. La ciudad natal de Strauss lo apreciaba mucho como director de orquesta, pero el público conservador -y los empresarios al servicio de ese público- consideraban sus composiciones un tanto exageradas. El estreno tuvo lugar en Fráncfort, una ciudad más progresista, bajo la dirección del compositor.
El encendido debate que se produjo en torno a la partitura cuando era nueva se debió menos a la música que al conflictivo tema que Strauss proponía. Antes del estreno en Fráncfort, autorizó que se imprimiera lo siguiente:
"Primer movimiento: Amanecer. El hombre siente el poder de Dios. Andante religioso. Pero el hombre todavía anhela. Se sumerge en la pasión (segundo movimiento) y no encuentra la paz. Se vuelve hacia la ciencia, y trata en vano de resolver los problemas de la vida en una fuga (tercer movimiento). Las agradables melodías de baile suenan y se convierte en un individuo. Su alma se eleva hacia arriba mientras el mundo se hunde muy por debajo de él."
Pero no fue ni la primera ni la última palabra sobre el tema (antes había filtrado a la prensa alemana indicios de un programa algo diferente). Strauss decidió finalmente zanjar el asunto prologando la partitura publicada con las palabras de los párrafos iniciales de Nietzsche, la "Oda al dom.", concluyendo con la exhortación al espíritu creativo: "Durante demasiado tiempo hemos soñado música, ahora despertemos. Hemos sido caminantes nocturnos. Seamos ahora caminantes diurnos". (Los títulos de las ocho secciones que siguen a la representación del amanecer en el órgano de percusión y metales son las únicas pistas programáticas inscritas por el compositor.
Después de la introducción al Amanecer vienen "De los habitantes del bosque", "Del gran anhelo", "De alegrías y pasiones", "Dirge" y "De la ciencia", donde el tema inicial de tres notas en do mayor del Amanecer, asociado ya con el propio Zaratustra, evoluciona hacia una espectacular fuga. En el posterior "El convaleciente", el tema fugado precedente alcanza un pico de frenética complejidad antes de reducirse a un suave solo de violonchelo.
Con "La canción de la danza", el feroz filósofo de Nietzsche, Zaratustra, rompe a bailar el vals. Algunos críticos a favor de Strauss han citado este tema como una glorificación de la Fuerza Vital por parte del compositor, mientras que los detractores lo señalan como un ejemplo de su pésimo gusto. Con toda probabilidad, es a la vez indicativo del afecto de Richard Strauss por otro Strauss (no relacionado): Johann, el Rey del Vals, y el sentido del humor de Richard, que incluía no tomarse a sí mismo tan en serio como sus oyentes. El clímax del vals se funde en el final, "La canción del vagabundo nocturno", anunciada por una campana que toca a medianoche, y que concluye pacíficamente, con las maderas altas repitiendo, cada vez más suavemente, un acorde de si mayor, mientras al fondo de la orquesta los bajos tocan el do grave con el que comenzó Also sprach Zarathustra. -Herbert Glass