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De un vistazo

Compuesto: 1825-1826

Duración: c. 48 minutos

Orquestación: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, timbales y cuerdas

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 3 de agosto de 1926, bajo la dirección de Willem van Hoogstraten.

Sobre esta pieza

Los primeros biógrafos de Schubert, e incluso los relativamente recientes, con inclinaciones románticas, se habrían sentido desolados al enterarse (algunos lo hicieron) de que la grandiosa y fanfarrona Sinfonía en do mayor, para muchos la mejor de las sinfonías del siglo XIX posteriores a Beethoven, no fue escrita al final de su vida, en heroico desafío a la parca, sino en un momento en que las cosas le iban bien al compositor. 

El periodo del nacimiento de esta Sinfonía en do mayor se centró en la larga gira de recitales que Schubert realizó en 1825, recorriendo toda Austria, con el principal intérprete y dedicatario de sus canciones, el barítono Michael Vogl. La gira proporcionó al joven compositor más reconocimiento del que jamás había conocido, así como unos ingresos decentes. Fue durante este viaje cuando se supuso que había escrito la "Sinfonía de Gastein", durante mucho tiempo objeto de especulación por ser la "obra maestra perdida" del compositor. En la actualidad, la opinión generalizada es que no existe ninguna sinfonía perdida: Lo que habíamos estado buscando todos estos años es en realidad la actual "Gran Sinfonía en do mayor". 

Probablemente fue a principios de 1826 cuando se terminó la "Gran Sinfonía en do mayor". Sin embargo, su interpretación tuvo que esperar hasta 1839, once años después de la muerte de Schubert, cuando Mendelssohn dirigió una versión truncada en Leipzig. La sinfonía había llegado a oídos de Mendelssohn a través de Robert Schumann, que encontró la partitura entre un montón de manuscritos al cuidado de Ferdinand, el hermano de Schubert. Sin embargo, pasó más de medio siglo desde el estreno en Leipzig antes de que los intérpretes pudieran hacer frente a la sobrecogedora longitud y las dificultades técnicas de la sinfonía. A principios del siglo XX, ya se había asentado cómodamente en el repertorio. 

Sin embargo, lo que se editó no reflejaba fielmente la intención de Schubert. Las ediciones publicadas tardaron varias décadas en eliminar innumerables errores en comparación con el manuscrito original, que ahora se conserva en la biblioteca de la Gesellschaft der Musikfreunde de Viena. En el nivel más básico, la sinfonía emerge como una composición más rápida, más tensa, más nerviosa de lo que las antiguas interpretaciones nos habrían hecho creer, y de lo que los primeros intérpretes no podían evitar pensar que era. Su fuerza impulsora, sus armonías disonantes y el llamativo colorido del trombón la sitúan un paso de gigante incluso por encima de la originalísima Sinfonía No. 8 "Inacabada" (1822). 

La simple corrección de la marca de apertura de la partitura, de los cuatro tiempos en un compás de las versiones publicadas a los dos del manuscrito(alla breve) cambia enormemente el carácter del primer movimiento, y por extensión de toda la Sinfonía, de una masividad a lo Bruckner a algo más ágil y elástico -más schubertiano, si se quiere- aunque no menos heroico. -Herbert Glass