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Sobre esta pieza

Mi viaje a Fanm d'Ayiti comenzó a finales de 2015, poco después del fallecimiento de mi abuela materna. Ella y yo pasamos muchos momentos entrañables bajo los mangos y los cocoteros de su patio en Haití -y en la casa de mi infancia en Estados Unidos- cantando canciones la una con la otra. Era nuestra forma de contarnos historias, y su forma de transmitir una práctica cultural de siglos de historia oral. Me enseñó a abrazar y compartir mi corazón libremente a través de las canciones, sin miedo a ser juzgada.

Su ausencia encendió en mí un profundo deseo de comprensión. ¿De qué manera nuestras voces se conectaron con las de otras mujeres haitianas? ¿Qué nos dicen nuestras canciones sobre nuestro pasado y qué pueden significar para el futuro?

Los cimientos de Fanm d'Ayiti empezaron a revelarse fácilmente a través de conversaciones: con mi familia y con otras personas dispuestas a compartir su parte de nuestro rompecabezas cultural. Estos intercambios me llevaron a conocer a docenas de mujeres artistas haitianas, cada una de ellas comprometida a llevar adelante la historia de la primera república negra libre, gente conocida por hacer cosas valiosas de la nada. Estas mujeres utilizaron sus voces para elevar a las generaciones futuras celebrando nuestra fuerza.

En Fanm d'Ayiti, comparto las grabaciones de mis conversaciones con tres mujeres: Emerante de Pradines, una preciada voz de la Edad de Oro haitiana; Milena Sandler, hija de la famosa cantante Toto Bissainthe, ya fallecida, y la célebre cantante de vodú Carole Demesmin.

Estas voces y las de mi abuela se entrelazan con las grabaciones del coro de niñas del pueblo agrícola de mi familia, Dantan, que envían sus voces al cielo con la esperanza del mañana. Me siento afortunada de unir mi voz a la de ellas, llevando a los oyentes una cartera sonora de mis originales y arreglos de canciones históricas haitianas, entretejidas en una celebración musical de activismo y esperanza.

La entrada al patio de mi abuela era un hermoso arco de flores rojas de hibisco, sus favoritas y un emblema nacional de Haití. Atravesar ese arco hacia su luz era un rito de paso. Este trabajo también me ha dado la bienvenida a un espacio de autodescubrimiento y de reconocimiento histórico, guiado por el espíritu incontenible de mis antepasados... una revelación que ahora se expresa a través de Fanm d'Ayiti. -Nathalie Joachim