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De un vistazo

Escuche el audio:

Compuesto: 1982

Duración: c. 30 minutos

Orquestación: 2 flautas (= piccolos), 2 oboes, 2 clarinetes (2 = clarinete bajo), 2 fagots, 2 cuernos,
2 trompetas, 2 trombones, tuba, percusión (glockenspiel, crotales, marimba, platillo suspendido, maracas, bloque de madera, 2 triángulos, tan-tam, xilófono, pandereta, bombo, bombo de pedal pequeño, platillos de choque, 5 tambores tenores), 3 voces femeninas, 2 pianos amplificados

Primera actuación en la Filarmónica de Los Ángeles: jul 22, 2004, dirigida por Ilan Volkov, con las pianistas Joanne Pearce Martin y Gloria Cheng, y las vocalistas Nell Snaidas, Catherine Webster y Kimberly Grantland James

Sobre esta pieza

"La pieza sólo podría haber sido concebida por alguien que hubiera crecido rodeado del detritus de la música grabada de mediados del siglo XX. Beethoven y Rachmaninoff se remojan en el mismo baño caliente con Liberace, Wagner, las Supremes, Charles Ives y John Philip Sousa". Así es como el compositor John Adams describe su Grand Pianola Music, y eso sirve de mucho para describir esta obra extravagante y tonal, especialmente su exagerado movimiento final. Oficialmente sólo hay dos movimientos, pero el primero tiene una sección rápida y otra lenta, por lo que en esencia hay tres movimientos en total. Cuando Adams describe la sección final como un "final bombástico... con su melodía llamativa y ondeante que va de un lado a otro de los pianos en medio de cascadas cada vez mayores de arpegios en si bemol mayor", no está bromeando. Hay, como mínimo, dos maneras de disfrutar de esta pieza. La primera es ser testigo de uno de los grandes creadores de crescendo de nuestro tiempo; Adams tiene una notable habilidad para crear tensión durante un largo periodo, utilizando todos los trucos de su libro de jugadas. La otra forma es dejarse llevar por el espíritu de diversión con el que claramente fue escrito. No se sorprenda si sigue tarareando esa "melodía chillona" mucho después de que termine.