Catherine Ransom Karoly, de la Filarmónica de Los Ángeles, interpreta la asombrosamente difícil Sequenza I (1958) de Luciano Berio para flauta sola. El modernista italiano, que estaba fascinado por la música electrónica y el serialismo (la repetición de secuencias de notas, u otras características musicales, en un orden fijo), llenó una cantidad asombrosa de música en esta pieza corta que se ha convertido en un rito popular de paso para los flautistas.
Aunque al principio pueda parecer desconcertante, hay algunas maneras de aprender a amar esta influyente obra. La primera es centrarse y apreciar el virtuosismo que se exige al intérprete. Además de notas muy rápidas en ambos extremos de la gama de la flauta, a Karoly se le pide que toque multifónicos (más de una nota a la vez), que haga un flutter, que haga doble y triple lengüeta, que haga cambios rápidos de volumen y mucho más.
O puedes escuchar los patrones. Hay uno -una nota larga (normalmente suave), seguida de un chirrido de un par de notas- que se repite a lo largo de la pieza y, de hecho, proporciona el final tranquilo.
A muchos oyentes les gusta dar rienda suelta a su imaginación visual cuando escuchan una nueva pieza. Podría ver la Sequenza I como la trayectoria de vuelo de un colibrí a lo largo de un día. Sea cual sea la forma en que la escuche, esperamos que le resulte una experiencia sonora intrigante.