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Cassandra Wilson

Acerca de este artista

¿Cómo puede una cantante en su mejor momento seguir a un álbum de estándares aclamado por la crítica (Loverly, de 2008), ganador del Grammy al mejor álbum vocal de jazz y grabado con una banda de músicos estelares? Si eres CASSANDRA WILSON, con dos premios de este tipo en tu haber, así como ocho álbumes anteriores de Blue Note, cada uno de ellos una marca distintiva a lo largo del arco de una carrera salvajemente creativa y singularmente exitosa, la respuesta es esta: Desafíate a ti mismo de nuevo. Súbete a un caballo nuevo y móntalo, por así decirlo. En este caso, un Silver Pony (2010), quizá el proyecto discográfico más ambicioso de Wilson hasta la fecha.

Silver Pony supuso los primeros temas en directo publicados por Wilson desde 1991, y los primeros para Blue Note. El proyecto acabó revelándose para Wilson como un fascinante híbrido de tomas en directo y en estudio, que mezclaba el poder de la emocionante banda en acción ante el público en vivo con su profunda comunión secuestrada en un estudio. Y no un estudio cualquiera, Piety Street Recording, del que es copropietario el coproductor de Silver Pony, John Fischbach. "Le llamo el mago", dice Wilson.

Cuando Wilson se puso a pensar en Silver Pony, había alquilado una nueva casa en el Barrio Francés. Ya había vivido brevemente en Nueva Orleans, hace unos 30 años. En mayo de 2009, Wilson perdió a su madre, que padecía la enfermedad de Alzheimer. En octubre de ese año, ella y su banda emprendieron una gira europea de 13 ciudades, desde Ludwigshafen (Alemania) hasta Guimares (Portugal).

"Pensé que la banda había llegado a un punto de masa crítica", dice Wilson. "Pensaba que realmente necesitaba documentar este grupo específico, esta química". Esa química es evidente en dos temas iniciales, "Lover Come Back to Me" y "St. James Infirmary", grabados en concierto en Granada, España. Ambas melodías aparecían en Loverly, pero mientras que la primera tenía un "sentimiento de los años 40" en el álbum anterior, dice Wilson, aquí es un "enfoque postmoderno del swing", impulsado por la poderosa pincelada de Herlin Riley. Y este último profundiza en el ritmo acelerado de Loverly, terminando en un territorio musical totalmente nuevo. "Hay una evolución natural, una vez que una canción sale al aire", dice Wilson, "algo le sucede".

Impresionada como estaba con el material grabado en la gira, Wilson deseaba llevar a la banda al estudio. "Pensé: 'Vale, voy a tocar algo de este material para los chicos, dejar que lo escuchen y empezar a sacar ideas de lo que habíamos hecho'. Y realmente sucedió".

Wilson lleva mucho tiempo explorando las posibilidades del blues del Delta y la influencia de sus raíces en el Mississippi. Quizás el visionado incesante de "Cadillac Records" en el autobús de la gira europea ayudó a centrar a su banda en ese entorno musical. ("Parecía que cada vez que nos bajábamos", dice el guitarrista Marvin Sewell, "alguien lo escuchaba"). "Saddle Up My Pony" es una versión fascinante de un tema de Charlie Patton con Sewell mostrando su dominio de la forma; "Forty Days and Forty Nights" actualiza el legado de Muddy Waters con fuerza.

La versión en directo del clásico de la bossa nova "A Day in the Life of a Fool" es un testimonio más de la destreza de la banda aquella noche en Sevilla. Y la propia Wilson se sorprendió de lo que ocurrió en el estudio: una versión funky y relajada del estándar de Lennon-McCartney, "Blackbird", y una tierna interpretación de "If It's Magic" de Stevie Wonder.

El final de Silver Pony no encuentra a Wilson cabalgando hacia la puesta de sol. En su lugar, canta "Watch the Sunrise", una nueva canción que le envió el cantante John Legend para una colaboración largamente buscada, una pieza brillante e inesperada que suena más como un glorioso comienzo que como un final.