Hay tres razones básicas que explican la singularidad de la compañía en el panorama de la danza contemporánea. En primer lugar, está Rodrigo Pederneiras, el coreógrafo de la casa, uno de los pocos coreógrafos capaces de mezclar el ballet clásico y la danza folclórica y poner en movimiento cuerpos que superan los límites del rigor técnico. En segundo lugar, la sabiduría con la que Paulo Pederneiras transforma la coreografía en una obra de arte de la danza. Además de dirigir la compañía, crea los diseños de escenografía e iluminación que personalizan el acabado escénico de cada producción con un tipo de calidad que sigue introduciendo nuevos puntos de referencia. Entre ellos, el vestuario de Freusa Zechmeister, resultado de una habilidad capaz de traducir la ropa en movimiento. Y en tercer lugar, un equilibrado elenco de bailarines, estrellas por derecho propio, que se compenetran con exquisita precisión.  

Cuando uno ve bailar al Grupo Corpo sobre el escenario, es como si todas las preguntas relativas a la transición entre naturaleza y cultura recibieran una respuesta completa. Todas las facetas de Brasil, el pasado y el futuro, lo erudito y lo popular, la influencia extranjera y el color local, lo urbano y lo suburbano, se convierten en arte. Arte brasileño. Arte mundial. -Helena Katz