Blumine
De un vistazo
Sobre esta pieza
Revisión es una palabra operativa para prácticamente todos los compositores que producen una partitura de casi cualquier extensión o importancia. Por ejemplo, las revisiones de las sinfonías de Bruckner (a menudo realizadas por otros y aprobadas por el compositor) son legendarias. En el caso de Mahler y su Primera Sinfonía, las revisiones tuvieron que ver principalmente con la orquestación, y todas ellas fueron realizadas por el propio Mahler. Pero el más serio de los cambios de la sinfonía tuvo que ver con el segundo movimiento, que tituló Blumine, que significa flor. Aquí realizó una cirugía mayor, concretamente una amputación: no se limitó a cambiar algunos de sus elementos, sino que extirpó el movimiento por completo. Todavía formaba parte de la sinfonía durante las representaciones de 1889, 1893 y 1894, pero luego desapareció, para ser redescubierto en 1966 por el biógrafo de Mahler Donald Mitchell mientras investigaba al compositor en las bibliotecas de la Universidad de Yale.
En su enorme primer volumen sobre la vida y obra de Mahler, Henry-Louis de La Grange cita al compositor calificando el movimiento como un "error de juventud", y en otro momento explicando que "fue principalmente debido a una excesiva similitud en la tonalidad [sorprendentemente, do mayor puro] por lo que eliminé el Andante 'Blumine' de mi Primera Sinfonía". De La Grange pone en duda la veracidad de la última afirmación, lo que nos deja poco más que hacer que encogernos de hombros, escuchar la música y aceptarla como una pieza independiente, huérfana si se quiere, o decidir que debería ser reincorporada a la sinfonía. La mayoría de los directores hacen honor a la última palabra de Mahler sobre el tema e interpretan la Primera Sinfonía sin Blumine.
La música de Blumine procede de una serie de cuadros vivientes que Mahler escribió en su juventud para ilustrar un popular poema alemán, Der Trompeter von Säckingen. La pieza es de una brillante contención poética, con un ambiente lunar evocado por el sencillo y sentimental tema principal, interpretado -tras cuatro suaves compases orquestales- por una trompeta que emite su voz más lírica. La partitura transparente de un pequeño cuerpo orquestal, unida a los materiales encantadoramente ingenuos, da como resultado un momento mahleriano singularmente libre de la tensión y el estrés característicos del compositor. -Orrin Howard