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De un vistazo

Compuesto: 2017

Duración: c. 12 minutos

Orquestación: flautín, 3 flautas (3ª = flauta alta, flautín), 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, clarinete bajo, 2 fagotes, contrafagot, 4 trompas, 4 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusión (bombo, bongos, carillones, 2 claves, 3 cencerros, crotales, glockenspiel, güiro, mandíbula o vibraslap, maracas, marimba, tambor con bordón, 3 platillos suspendidos, tam-tam, 3 gongs de pezones tailandeses, 2 timbales, triángulo, vibráfono, xilófono), arpa, celesta, pianoy cuerdas

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 12 de octubre de 2017, Gustavo Dudamel dirigiendo

Sobre esta pieza

Como hija de dos fundadores del grupo Los Folkloristas, Gabriela Ortiz creció inmersa en los sonidos de la música vernácula mexicana. Sin embargo, también está altamente capacitada en algunas de las escuelas de música más estimadas de México y Europa, obteniendo finalmente un doctorado de la Universidad de la Ciudad de Londres. La interacción de la calle y la academia, de la música tradicional improvisada y las rigurosas fórmulas electrónicas, ha sido crucial en gran parte de su trabajo. La LA Phil encargó y dio el estreno mundial de Téenek - Invenciones de Territorio en 2017.

El téenek es la lengua que se habla en la región de la Huasteca, que abarca los estados de Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Querétaro en México. Su nombre significa "hombre local", en referencia a todos los hombres y mujeres que pertenecen a un lugar cuya mera existencia determina sus destinos en el tiempo y el espacio: sus territorios. En efecto, en cualquier región del mundo, los seres humanos de cualquier época determinan una forma de SER que trasciende el tiempo y define su relación con su entorno, sin importar su raza, color de piel, fronteras políticas o condición socioeconómica. Todos somos mortales, así como nuestros dominios, diferencias, fronteras y posesiones desaparecerán eventualmente, si no en décadas, en el curso de los siglos. Al final, los seres humanos trascienden tales condiciones y circunstancias simplemente SIENDO, existiendo culturalmente, por todo lo que queda.

Téenek es una metáfora sonora de nuestra trascendencia, una fuerza que alude a un futuro donde no hay fronteras, sino más bien, un reconocimiento de las particularidades y diferencias reales entre nosotros que propician nuestro desarrollo y al mismo tiempo nos enriquecen y elevan.

La música da así testimonio de una historia gradual de coincidencias y desajustes, de culturas antiguas y nuevos símbolos, de formas de resistir y comprender el mundo imaginando sonidos y sentidos, de ese ritmo vital que da sentido al sentido de pertenencia, y de raíces que nos identifican culturalmente. A través de la simple idea de encajar, de no dividir sino de reconocer la alteridad, Téenek reflexiona sobre la importancia de reafirmar las identidades a través de la fragmentación.

Precisamente por ello, Téenek está compuesto por una serie de invenciones aparentemente disímiles que encuentran su fuerza en sus diferencias, enriquecimiento y desarrollo musical: éstas se entrelazan y transforman con el tiempo en un discurso que demuestra cómo la existencia de fronteras puede diluirse en pos de la poderosa idea de que nuestro futuro potencial reside en el reconocimiento de nuestras diferencias.

- Alejandro Escuer