Sobre esta pieza

Laflauta mágica (Die Zauberflöte) fue una colaboración entre Mozart y su amigo y hermano de la logia masónica, el cantante-actor-escritor-promotor-director-propietario de un teatro (y santo patrón de todos los guiones del mundo del espectáculo) Emanuel Schikaneder. En 1791, Mozart compuso una buena cantidad de música para el Freihaustheater de Schikaneder en Viena, que culminó con la música del singspiel alegórico de Schikaneder sobre el amor y los ritos sagrados. La Flauta Mágica es una curiosa mezcla de lo sublime y lo tonto, que incorpora referencias oblicuas a los rituales de los masones. Tuvo un éxito considerable y podría haber sido el comienzo de una nueva carrera para Mozart, si no hubiera enfermado y fallecido a mitad de su representación.

Su obertura es un movimiento sonata fugado del tipo que Mozart había compuesto para el final de su Sinfonía "Júpiter" tres años antes. Los impresionantes acordes que abren la obertura (y que vuelven entre la exposición y el desarrollo) están tomados del Acto I de la ópera, donde significan la solemnidad del templo sagrado. La impulsividad del tema de la fuga (que no está tomado de la ópera) se debe a los acentos desplazados: Mozart marca los tiempos bajos suaves y los altos fuertes, justo lo contrario de lo que hacían los músicos de su época.

Extraída como música de concierto, la obertura es única por ser la única obra puramente instrumental de Mozart en la que se utilizan trombones. En la ópera, los trombones transmiten grandeza y dignidad en las escenas del templo. Hacen prácticamente lo mismo en la obertura, pero también confieren un peso impresionante a la orquestación en las secciones rápidas, lo más parecido a una "sección de metales" moderna en el Mozart sinfónico.

-Howard Posner