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De un vistazo

Compuesto: 1866

Duración: c. 24 minutos

Orquestación: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, 2 trompetas, timbales, cuerdas y violín solista.

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 22 de febrero de 1920, Walter Henry Rothwell dirigiendo, con Amy Neill, solista.

Sobre esta pieza

Max Bruch es una de esas figuras musicales marginales -denominadas "sin importancia"- que, si viviera hoy, podría vivir de los derechos de autor de una obra, el presente Concierto. A la vista de las pocas composiciones de Bruch que han sobrevivido en el repertorio, uno podría pensar que era un músico de cuerda. Ciertamente, hay todo en el presente Concierto, en la Fantasía Escocesa (también para violín y orquesta), y en esa grapa de violonchelo, Kol Nidrei, para llevar a esa conclusión. Bruch fue, de hecho, un prodigio de juventud, no como virtuoso instrumental, sino como compositor que alcanzaría su mayor renombre por su música vocal. Su amor por la voz fue inculcado por su madre, cantante profesional y su primera maestra.

El joven Max ya tenía numerosas composiciones en su haber cuando, a la edad de 14 años, causó un gran revuelo en toda Alemania al ganar un importante premio por su Primera Sinfonía. Luego, a los 20 años, se estableció como profesor de música en su Colonia natal, y a partir de ese momento se estableció discretamente como un compositor sólido y fiable, cuyas obras accesibles y conservadoras -para el coro, la mayoría de las veces- tenían asegurada una audiencia pública en Alemania y Austria.

El amor de los británicos por la música coral en general y, durante un tiempo, por la de Bruch en particular, le valió el puesto de jefe director de orquesta de la orquesta y el coro de la Sociedad Filarmónica de Liverpool en 1879. Tras realizar una gira como invitado director de orquesta a finales de la década de 1880, incluyendo compromisos dirigiendo su propia música en Boston y Nueva York, se estableció para enseñar en la Academia de Berlín, donde estuvo a cargo de la clase magistral de composición hasta su retiro de la vida pública en 1910.

Existen bocetos del Concierto para violín en sol menor que se remontan a 1857, cuando Bruch tenía sólo 18 años, y una primera versión de la obra completa se escuchó en público ya en 1865. Pero él estaba menos contento que los críticos, y la partitura se sometió a una amplia revisión durante el año siguiente, tras lo cual fue enviada al gran violinista Joseph Joachim para su aprobación.

Joachim, tras sugerir algunos cambios, aceptó la dedicatoria del concierto y lo estrenó en Bremen en 1867. Fue un éxito instantáneo, y sus acordes dulcemente melancólicos han conservado su influencia en los oyentes y en los virtuosos agradecidos hasta el día de hoy. -Herbert Glass