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De un vistazo

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Compuesto: 1946

Duración: c. 17 minutos

Orquestación: flautín, 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompetas, 2 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusión (bloque chino, bombo, castañuelas, platillos, gong, tamboril, pandereta, triángulo, látigo, xilófono), arpa y cuerdas

Primera actuación de la Filarmónica de Los Ángeles: 24 de noviembre de 1949, Benjamin Britten dirigiendo

Sobre esta pieza

La Guía del Joven para la Or questa fue concebida por Britten como una partitura para un documental de 1946, Instrumentos de la Orquesta, y fue presentada en ese medio en Londres. Pronto fue apropiada para la sala de conciertos por orquestas sinfónicas para su interpretación, a menudo con comentarios hablados. En efecto, la composición es de una calidad tan ejemplar que ha ocupado un lugar firme en el repertorio puramente instrumental, y es frecuentemente interpretada sin narración.

El tema que será la base de una serie de brillantes e imaginativas variaciones, una conmovedora melodía de danza de Abdelazar, o La venganza del moro, de Henry Purcell (1659-1695), es enunciado por 1) orquesta completa, 2) vientos de madera, 3) metales, 4) cuerdas, 5) percusión, 6) orquesta completa de nuevo. Habiendo expuesto el tema en las cuatro secciones de la orquesta, Britten lo somete a un notable contraste musical, destacando por turno a cada miembro de las cuatro secciones orquestales - vientos de madera: flauta, flautas, oboes, clarinetes, fagotes; cuerdas: violines, violas, violonchelos, bajos y arpa; metales: trompas, trompetas, trombones, tuba; y percusión: una cadencia deslumbrante.

Después de presentar a los miembros de la orquesta individualmente, Britten los vuelve a montar para una fuga, con cada instrumento entrando en el orden de las variaciones. Finalmente, la melodía de Re menor de Purcell hace un retorno heroico y la composición termina en un resplandor de Re mayor.

A la luz del esplendor de la orquestación de La Guía del Joven, cabe mencionar que Britten no tenía una gran experiencia escribiendo para orquesta sinfónica completa antes de ella; su catálogo muestra la Sinfonía de Réquiem de 1940, la ópera Peter Grimes en 1945, varios conciertos, música incidental y música para la radio. Claramente, su dominio de la orquesta sinfónica fue sólo una de las facetas que hicieron de Britten uno de los grandes compositores del siglo XX.

- Orrin Howard